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Tomá nota: cómo superar las decepciones

No hay que dejar pasar la oportunidad de aprender de la experiencia sabiendo que se puede salir fortalecido de las circunstancias adversas.

Romina V. es socia de palabra de su hermano en un maxikiosco. Aportó la mitad de la inversión para abrirlo, pero cada vez que llevó una propuesta para sumar al negocio, su hermano la desestimó. Hoy el local atraviesa una difícil situación fiscal de la cual ella recién se entera. “Estoy decepcionada, siento que estuve pedaleando en una bicicleta fija todos estos años”, se lamenta.

Alneris L. estuvo en pareja durante 15 años. La familia se conformó con la llegada de un hijo que hoy es preadolescente. Con el correr de los años, perdió tres embarazos. Comenzó tratamientos de fertilización y mientras esperaba una buena noticia se enteró de que su marido estaba en una relación paralela. La mujer quedó embarazada. “Se me vino el mundo abajo. Hoy mi hijo prefiere estar con el padre, que lo cubre de cosas materiales. Vi la foto del bebé que nació. Estoy destrozada”, se lamenta refugiada en sus padres y hermana.

Con un nudo en el estómago

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La decepción es un sentimiento de insatisfacción que aparece cuando no se cumplen nuestras expectativas sobre diferentes situaciones que se nos presentan en la vida, sobre todo cuando no habíamos tenido en cuenta la posibilidad de que fuera diferente a lo esperado. Pero no sólo se puede sentir decepción hacia esas otras personas involucradas o resultados en distintas circunstancias adversas, sino que podemos experimentarla hacia nosotros mismos, cuando consideramos que no estuvimos a la altura o que no logramos los resultados que anhelamos.

“La forma en que se la transite será particular dependiendo de cada estructura psíquica, ya que no nos desilusionan las personas, sino nuestras propias creencias sobre ellas”, plantea Nadina Camus (M.N. 37.722), miembro adherente de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA). La especialista reconoce que son muchos los pacientes que acuden a la consulta decepcionados. Las causas son distintas, pero las consecuencias suelen ser similares.

En general, hay una sensación pasajera, que se supera con el tiempo, pero cuando la decepción persiste y se transforma en frustración, en un enojo con el mundo, conviene pedir la ayuda de profesionales.

“Muchas veces esperamos demasiado de los congéneres, ya sean familiares o conocidos, sólo porque pensamos que hubiésemos hecho lo mismo por ellos. Valoramos el comportamiento de la gente en la medida en que coincide con nuestros deseos. Si hay un desacople psicológico entre lo buscado y lo encontrado podemos tener la sensación de desconocimiento del otro y a veces hasta de uno mismo”, explica Camus a Con Bienestar.

Es importante asumir que contribuimos a generar nuestras propias decepciones, aunque también sucede lo mismo con nuestros aciertos.

Cómo regular este sentimiento cuando nos sentimos tan confundidos

La psicoanalista sugiere que inicialmente hay que asumir lo que se siente. En cualquier decepción, lo primero es aliviar el dolor mental, darse cuenta de los sentimientos. Ocultarlos, negarlos, si bien provoca un bienestar inmediato, conducen a un deterioro en la salud física y mental a largo plazo.

“Si la decepción es reciente, no podremos mirar más allá del dolor que nos ha causado y deberemos trabajar en esta actitud defensiva para no quedar encerrados en ella. El daño que ha provocado tardará un tiempo en sanar, pero hay una gran parte que, como ocurre con los conflictos, depende de lo que hagamos con el suceso”, señala.

Quien tiene deseos, metas, sueños y va por ellos está más expuesto a decepcionarse. La idea no es dejar de intentar cumplirlos, sino desarrollar recursos, como conectar con los demás, resolver situaciones y aprender de nuestros errores.

Una decepción se padece, aunque también se puede aprovechar y capitalizar. No hay que dejar pasar la oportunidad de aprender de la experiencia sabiendo que se puede salir del dolor fortalecido.

“Quienes demuestran mayor apertura hacia lo nuevo, aún frente a posibilidades adversas, mayores oportunidades de crecimiento tendrá”, concluye Camus.

FUENTE: TN