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Los siete tips para manejar la realidad que percibimos y ser más felices

Está claro que todos ansiamos ser más felices, en especial en estos tiempos tan turbulentos. Sin embargo, cada uno de nosotros está “seguro” de lo que debería suceder o no para que eso pase. Creemos que la realidad que percibimos es la única para todos, pero lo cierto es que estamos en un universo muy vasto, y esa “única realidad” es solamente una partecita teñida del color de una perspectiva personal.

Nuestros pensamientos, sentimientos y acciones no son imparciales sino que dependen de muchas variables: la experiencia actual, historia personal, creencias, prejuicios e incluso influencia de personas cercanas. Son los filtros desde donde miramos lo que nos rodea, las lentes coloreadas que nos dicen “cómo es la vida”.

Si pudiésemos lograr un manejo más saludable de nuestros filtros no solo estaríamos mejorando nuestra vida, sino la de aquellos que nos rodean, porque así como podemos ser una fuente de paz y apoyo para otras personas, también podemos ser fuente de desequilibrio y desmoralización.

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La atención, una de las claves para lograr armonía

Aquello en lo que enfocamos nuestra atención influye enormemente en cómo pensamos, sentimos y actuamos. La atención es la energía que despliega la conciencia para captar los estímulos, es nuestra percepción de la realidad. La conciencia elige los contenidos a los que darás tu atención. Si consideramos que nuestra capacidad de atención es limitada, cuando comencemos a elegir en qué utilizarla estaremos concretamente manejando nuestra realidad.

Esto va mucho más allá de ser “optimista” o tener “pensamiento positivo”, porque cada pequeño acto que realizamos puede moldear una mejor o peor realidad. Si fomentamos estilos de pensamientos, sentimientos y acciones saludables es muy probable que disfrutemos de una vida con una salud mental óptima.

Se estudió y comprobó científicamente que quienes se toman en serio a qué dedican su atención viven una vida más feliz. El bienestar emocional -la manera más “científica” de llamar a la felicidad- puede lograrse o aumentarse más allá de lo que suceda en el mundo externo. No se trata de negar lo que sucede, sino de administrar equilibradamente nuestra atención a esos estímulos. Es como la exposición al sol que, en su justa medida, es saludable pero en exceso genera problemas serios de salud.

Aquí te dejo algunas sugerencias que podés poner en práctica para cuidar en qué depositás tu atención, sobre todo en estos tiempos de pandemia:

  • Intentá quejarte menos. Todos tenemos cosas que nos molestan, pero ponerlo en palabras y repetirlo todo el tiempo hace que la atención se centre en lo negativo. Podés intentar ver qué podés hacer para mejorar aquello de lo que te quejás.
  • Evitá y reducí las conversaciones nocivas. Siempre tenemos personas alarmistas o quejosas que, sin quererlo, inundan nuestra mente de preocupaciones. Si alguien es muy insistente, podés probar con “no quiero hablar de esto en este momento”.
  • Dosificá la información negativa. Pensá que ese informe de pandemia que estás escuchando ya por quinta vez es percibido por tu mente como una alarma cinco veces repetida y sube tus niveles de ansiedad.
  • Elegí con qué personas vas a hablar de tus tristezas. Siempre tenemos algún amigo constructivo al que acudir y siempre podemos evitar a aquellos que sólo agrandarán la tristeza redoblando la apuesta.
  • Tratá de enfocar en las mejores cualidades del otro y en lo que sucede: eso generará una espiral de mejores vínculos que harán más gratos tus días.
  • Dedicá más tiempo de tu día a cosas que disfrutes. Jugar con tu mascota o tus niños, bailar, cantar, cuidar las plantas o pintar van a sacar tu atención de los problemas por largos ratos.
  • Evitá enredarte en discusiones inútiles y no brindes tu atención de espectador de riñas ajenas: si alguien tiene ganas de discutir y vos no, podés responder sencillamente que “no querés hablar en esos términos” y retirarte.

Dedicar esfuerzo a focalizar saludablemente la atención generará mayores niveles de bienestar emocional y reducirá la incidencia de aquellas cosas que te hacen sufrir. No es tarea fácil, pero con la práctica hará que mejores tanto tu vida como las de los que te rodean.

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