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La medida justa: cuánta espuma debe tener un vaso de cerveza

En la espuma se esconde una buena parte de la ciencia, el arte y el respeto por una de las bebidas más antiguas del mundo.

Aunque para algunos consumidores la espuma de la cerveza pueda parecer un exceso innecesario o incluso un error en el servicio, lo cierto es que su presencia cumple una función técnica y sensorial fundamental. Más que un simple adorno, la espuma es una expresión visible de la calidad de la bebida y de cómo ha sido tratada desde su elaboración hasta el momento de servirse. Pero surge una pregunta clave: ¿cuál es la cantidad adecuada?

La espuma de la cerveza y sus medidas

Según cerveceros y especialistas en servicio, un vaso de cerveza correctamente tirado o servido debe presentar entre dos y tres centímetros de espuma, lo que equivale, aproximadamente, a un dedo y medio de alto. Esta proporción, que representa entre el 10% y el 15% del contenido total del vaso, no es caprichosa. Está diseñada para preservar el sabor, el aroma y la textura de la bebida.

La espuma, también conocida como corona o cabeza, actúa como una barrera protectora que impide la oxidación. Al mantenerse estable, evita que los compuestos aromáticos se volatilicen rápidamente y que la bebida pierda su frescura. A la vez, contribuye a una experiencia sensorial más rica, al retener los aromas del lúpulo, la malta y las levaduras, que son liberados suavemente en cada sorbo.

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