Nada de matar zombis o comer hongos en niveles que avanzan a pura velocidad. En esta aventura bien argenta, los desafíos consisten en verter la cantidad suficiente de agua, a la temperatura justa, agregar azúcar o hierbas, según las preferencias de cada integrante en la ronda de mate, en una carrera contrarreloj. Este imaginario salió de las cabezas de Diego Azario (32) y Mariano “Nano” Bevacqua (33), que se conocieron jugando al World of Warcraft.
“Queríamos hacer algo nuestro, que nos represente”
En diálogo con TN Tecno, la dupla detrás de Cebador cuenta que cuando se juntaron con la idea de crear un juego se propusieron abordar el impulso sin bajarse a mitad de camino. “Hace tiempo coqueteábamos con la idea, haciendo pruebas, estudiando y hablando de diseño de juegos. En una juntada nos planteamos encarar esto, aplicando todo lo que sabíamos y con la premisa de terminarlo sí o sí. Es muy común dejar los proyectos por la mitad”, comenta Azario.
- ¿Cómo surgió la idea de incluir el mate en el juego?
- Una vez que nos planteamos empezar y terminar, nos pusimos a pensar qué tipo de juego podíamos hacer. Qué nos gusta, cuáles son nuestras habilidades. Ahí le fuimos dando forma a esta idea de que sea mobile, que sea pixelart, que sea dinámico y casual. Después entró la temática. Teníamos claro que queríamos hacer algo nuestro, que nos represente. Subiéndonos un poco a la ola de juegos argentinos que reflejan nuestra identidad cultural empezamos a tirar ideas, y cuando salió la del mate no hubo dudas que era por ahí, ese sería el momento eureka. Nos dimos cuenta de que la idea tenía gancho, que nos interpelaba y nos divertía.
- ¿Y cómo apareció esta versión de dios bien gaucha?
- La entrada del Dios del Mate fue una consecuencia de querer hacer un juego divertido. Necesitábamos un desafío alrededor del mate, porque usualmente es un ritual tranquilo, de disfrute. No suele ser algo desafiante. Decidimos que tenía que haber una justificación para que se convierta en una carrera contra el tiempo, en una especie de competencia por cebar mates. De las diferentes ideas que podían justificar esto, la del Cebatorio nos cerró por todos lados, tal vez ese sea nuestro segundo momento eureka, las cosas estaban encajando.
- Durante el desarrollo de la idea, ¿encontraron otros juegos en los que aparezca el mate?
- Cuando decidimos hacer un juego de mate, lo primero fue ver que encontrábamos en el mercado. Conocemos diferentes juegos que tienen al mate como un elemento más, pero ninguno que lo tenga como protagonista. Lo único que encontramos fue un juego extranjero en el que hay que administrar una tienda de yerba, que no tenía nada, pero nada del mate en serio. Así que dijimos “ok, tenemos este espacio libre, ocupémoslo.”
- Es interesante notar el tono local: textos, imágenes, música, chistes y tema general bien argentino. ¿Qué tan relevante es para ustedes que el juego interpele a los jugadores?
- Es sin duda una de nuestras prioridades, pero es importante recalcar que no es la más importante. El juego tiene sus mecánicas bien pensadas, su curva de dificultad, es una experiencia completa pensada como un juego, no como un muestrario de argentinismos. El hecho de que sea bien argentino es un agregado que sabemos empuja mucho a que la gente lo quiera jugar, agrega identidad, lo hace nuestro. Pero aparte de eso, es un juego que si no fuera del mate podría funcionar igual por todo lo que tiene de fondo.
- Otra de las claves del juego es el humor…
- Sí, es un punto esencial. La idea es que sea un juego casual, que podés jugar una partida rápida, dejarlo y retomarlo después. Todo eso no funciona solo porque las rondas son cortas, funciona por un conjunto de elementos que crean una experiencia llevadera, y el humor es una de ellas. Además, nos divertimos haciéndolo, nos reímos nosotros también. Eso es clave para disfrutar el proceso.
- Suponemos que el ánimo es lanzar el juego en más lugares que en Argentina. En ese sentido, ¿les preocupa de algún modo el nombre del juego, por el hecho de que quizá no sea entendido en otros países?
- No diría que es una preocupación. Lo hemos charlado y la conclusión siempre es la misma. Es un juego argentino sobre cebar mates, en su esencia es algo que no se puede traducir a otro idioma. Llegado el momento de tomar esa decisión (si es que llega) sabemos que el nombre es Cebador, acá y en cualquier otro lado. El que lo entienda, bien, y el que no tendrá que aprender. Incluso estaría bueno que ese choque genere curiosidad por la cultura matera.