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El miedo a volver a formar pareja: un trauma que se puede superar

La columna de Stamateas

Mucha gente que atraviesa una separación de pareja traumática experimenta temor de volver a formar pareja y que le suceda lo mismo. ¿Por qué surge este miedo? Porque toda ruptura afectiva equivale a perder un ideal y es una etapa de profundos cambios y gran turbulencia interna. Es normal sentirse de esta manera.

Alguien dijo que formamos pareja con alguien conocido (aunque a veces no conocemos al otro en profundidad) y nos separamos de alguien desconocido. Pero en la mayoría de los casos, antes de separarse físicamente dos personas se separan a nivel emocional. Una separación nunca ocurre de un día para el otro.

Los siguientes son los dos motivos más frecuentes de una separación, dentro de la amplia variedad de motivos que existen.

· Los conflictos de pareja que no se logran resolver

La aparición de los conflictos se debe a que la pareja no construyó el vínculo. Este es el "cerebro de pareja", el "nosotros", que es único y especial. Cuando el vínculo no existe, cosas como las discusiones por temas menores o las peleas importantes constantes, los celos y la rutina se convierten en la causal que puede separar a sus integrantes de forma definitiva.

Dentro de este tipo de conflictos, encontramos: que alguno de los dos se vaya de repente. Es posible estar al lado de una persona y sentirse a kilómetros de distancia en el plano emocional y afectivo. Es decir, que el otro sea un desconocido. Pero la verdad es que nadie se va de repente. En estos casos, siempre existe primero baja empatía de parte de ambos, que hace que poco importe lo que le pasa al otro.

Que sean incapaces de perdonarse. La falta de perdón es una forma de negar lo ocurrido. En el fondo, esconde narcisismo: "¿Cómo se atreve a dejarme a mí, o a hacerme esto a mí?". El sufrimiento y la ira son tan intensos que la persona escoge demonizar a su ex para continuar de alguna manera "enganchado/a". El perdón nos permite cerrar una etapa para poder seguir adelante.

Que se extrañe mucho al otro. Cuando esto ocurre y la persona fantasea con volver con su ex (aunque ya no sea posible), resulta útil preguntarse si realmente lo/la extraña porque todavía hay amor, o solo extraña rutinas y comodidades que ya no existen. La sinceridad nos permite hallar soluciones y hacer cambios perdurables.

· La frustración personal que no se reconoce para hacer algo al respecto.

Hay parejas donde alguno de sus miembros (o ambos) acumulan ira en su interior porque se sienten frustrados, aunque no se den cuenta de ello. Por ese motivo, la persona se aleja del otro y lo/la culpabiliza por lo que siente y no reconoce. Es una forma de poner el problema afuera y responsabilizar a los demás por algo que uno no se anima a aceptar. "Por vos, no pude estudiar"... "por tu culpa nunca veo a mis amigos"... La separación le hace creer a la persona que ahora comenzará a "vivir de verdad" pero casi siempre con el tiempo reaparece la angustia por la frustración que nunca se enfrentó.¿Qué hacer después de una separación traumática?

Se suele aconsejar a quienes atraviesan este tipo de situaciones: negarse a hablar mal del ex, no buscar "aliados", jamás utilizar a los hijos para lastimar al ex (por ejemplo, prohibiéndoles verlo/a). Y fundamentalmente no volver a formar pareja enseguida, hasta haber superado el temor y haber agotado el dolor. No es posible construir nada bueno "sobre ruinas".

Solo cuando logramos sanar una herida emocional somos capaces de transformar una experiencia negativa en aprendizaje y crecimiento.

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