De hecho, el 80 por ciento de los edificios de Jeremie, la capital del departamento meridional de Grande Anse en la cual viven 30 mil personas, quedaron arrasados por el huracán de acuerdo con cifras de la ONG Care. "Todas las líneas telefónicas y eléctricas están cortadas. La gente estará pronto escasa de alimentos y dinero", afirmó Jean-Michel Vigreux, director de CARE, a través de su perfil de Twitter. Los edificios del centro de Jeremie son antiguos y están hechos de cemento por lo que resistieron los embates del viento y la lluvia. Sin embargo, las plantaciones de bananos y mangos de la zona quedaron destruidas al igual que el barrio de Croix-Marche à Terre.