Según la NASA, este artefacto funciona como un laboratorio de microgravedad (ya que no hay condiciones de gravedad cero por su proximidad a la Tierra) en el que una tripulación internacional vive y trabaja en sus investigaciones, con un horario de 35 horas semanales, a una velocidad de vértigo. Hasta la pausa del bocadillo es un reto en esas circunstancias.
Mientras los científicos llevan a cabo sus investigaciones físicas, biológicas o terrestres, sus ocho bloques de paneles solares se encargan de alimentar los sistemas electrónicos: son tan grandes, que hacen de este objeto el más brillante en el cielo después de la Luna. Esto hace que a veces sea posible incluso verla a simple vista, y para ello la NASA ofrece un servicio de alerta a móviles.
Se cree que los avances en robótica y en tecnología espacial que la han hecho posible serán cruciales para las próximas misiones de la NASA: sobre todo para el objetivo de mandar astronautas a Marte. De momento, la estación ha estado ocupada permanentemente desde el año 2000, y ya han pasado por ella 200 personas procedentes de 15 países.
Fuente: abc