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Un testimonio clave que vincula al cura Viroche con una mujer

Una joven admitió ante la Justicia haber tenido relaciones sexuales con el cura. El caso se ensombrece aún más. Mujeres, celos y un embarazo en la mira de los investigadores

Mientras la extraña muerte del cura Juan Viroche sigue sumando interrogantes, la Justicia habría reunido indicios de que tuvo historias de amor por lo menos con tres mujeres.

El largo testimonio de una de ellas en Tribunales, por pedido del fiscal Diego López Ávila, contiene datos y precisiones muy reveladores, a pesar de que muchos fieles de la parroquia de Viroche insisten en que se trata de "calumnias".

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Mientras tanto, la policía científica, a la que se sumó Gendarmería, sigue investigando la escena de la muerte, hará una nueva autopsia, y cuenta con un georradar para detectar datos de los alrededores de la casa parroquial.

La testigo por ahora clave, encontrada por agentes de la División Homicidios, y según el relato transcripto por el diario La Gaceta, de Tucumán, declaró que Viroche le confesó que quería dejar los hábitos para convivir con ella.

Una declaración que habla de relaciones sexuales, amenazas, celos, amantes y el embarazo de otra mujer.

Su nombre se mantiene en reserva. Y lo que sigue sería su declaración textual, según el diario tucumano.

"Al cura lo conocí desde que llegó a la parroquia, hace tres años, dando misa. Empezamos a acercarnos el año pasado, más o menos en agosto, para la fiesta de la Virgen. El papá de mi hija había muerto en junio, y mantuvimos conversaciones sobre ese tema. Me daba consejos. Con el tiempo empezó a verme más. Se acercaba, me abrazaba, iba a mi casa a charlar".

"Luego empezamos con los mensajes: me pidió mi número y me llamaba todas las mañanas para preguntarme cómo estaba. A la hora de la siesta me mandaba mensajes de texto. Yo no le contestaba. Me invitaba a salir y yo le decía que no porque era sacerdote. Él me decía que era un hombre como cualquier otro. Yo le decía que no podía estar con mujeres, y él me decía 'Cómo que no'".

"Un día, como el siete de septiembre, me llama, y yo estaba en la capital. Me preguntó la dirección porque quería pasarme a buscar. Llegó y fuimos a la plaza Independencia. Hablamos, y me dijo que fuéramos a la casa de él, en la parroquia de La Florida, donde vivía. Él nunca se vestía de sacerdote, sólo cuando daba misa, porque era un sacerdote misionero. Cuando llegamos a la casa empezamos a tomar mate, conversamos, y me contó de sus cosas".

"Me decía, por ejemplo, que en agosto se había enterado de que una novia de él había quedado embarazada, y que los padres de la chica la habían hecho abortar, pero que eso había pasado hacía muchos años, antes de que él fuera sacerdote. Hablamos durante largo rato, y le dije que me tenía que ir. Cuando nos levantamos, él me abrazó, y en ese abrazo lo sentí distinto, con otras intenciones. No pasó nada. Me llevó a su casa, pero yo quería irme porque en ese momento no quería caer".

"Pasaron unos días, y el trece de septiembre nos volvimos a ver. Me invitó a cenar a su casa. Mientras comíamos me decía que gustaba de mí, y yo le dije que también. Ya lo miraba con otros ojos, no como sacerdote. Pero que no podíamos tener una relación porque era algo prohibido, pero él insistía en que era un hombre como cualquiera. A partir de ese día empezamos a mantener una relación".

"Empezamos a pasar momentos muy lindos, a estar bien los tres, con mi hija. Me dijo que iba a dejar los hábitos para poder estar con nosotras. Empezamos a mantener relaciones sexuales. En la casa de él y en lugares lejanos. Íbamos a los telos de Tafí Viejo. También íbamos a uno yendo para Bella Vista. Estuvimos juntos hasta enero de este año. Lo que pasó es que había muchos problemas con el tema de las amenazas".

"Me dijo también que había hablado con su hermana de sangre, que vive en Salta, y que ella le había dicho que no estaba de acuerdo con la relación. Cuando hablábamos, Juan me decía que recibía amenazas de la gente de la droga. Le decían que lo iban a hacer boleta a él y a los sobrinos y a mi hija. Que sabían el horario en que salía de la escuela, como también mis horarios. No le creí. Le dije que era mentira, porque lo que había querido ya lo había tenido, que era una relación conmigo".

"Nunca viví situaciones de amenazas, nunca pasó nada, por eso no le creí. Y ahí me dijo que si le pasaba algo "no vengas", o sea que él estaba pensando hacerse algo. Después habló con un matrimonio de La Florida para decirles que estaba en una relación con una mujer, pero él me dijo que era mentira, que no estaba con nadie. Yo no sé si fue así. Yo lo veía conectado a las cuatro de la mañana en Facebook, pero no me contestaba los mensajes, así que no sé con quién estaba. Eso me hace dudar de que estaba con alguien, y más cuando me dicen que había una tercera, y que estaba embarazada".

"El martes, un día antes de su muerte, hablé con él. Me mandó un mensaje diciendo que ni él sabía que iba a ser papá, y yo le contesté que él siempre se hace el que no sabe nada, como admitiéndome que sí había otra persona. Ahí me dijo 'eso lo hacen para que me hagan mierda'. Todo fue por mensaje de texto, pero yo le dije que no le creía, como tampoco lo de las amenazas. Después no me contestó más. Le escribí toda la siesta diciéndole que lo quería, que quería verlo antes de que se fuera, porque yo sabía que el viernes se iba. Le dije que lo amaba, que quería que estuviéramos juntos, pero no me volvió a responder".

"A la noche, alrededor de las diez, le volví a escribir. 'Hola, mi amor, te extraño', le puse, pero no me contestó. A las seis de la mañana me llega un mensaje de él que decía 'Yo no soy el amor de nadie'. Ese fue su último mensaje. Le volví a escribir pero nunca más me contestó. Después me fui a hacer unos trámites al correo , y mi tía me contó que Juan se había ahorcado. Lo llamé por teléfono, pero ya estaba apagado".

"En los últimos días, una amiga me contó que había visto mal a Juan. Me pedía que lo cuidara. Que había cortado la relación porque la hermana no quería, y por las supuestas amenazas. Yo lo seguí buscando, y él nada. Decía que no quería que me hicieran daño a mí y a mi hija. Pero no le creí".