El pasado 22 de mayo, un hombre suicida del grupo yihadista Estado Islámico (EI) detonó un cinturón de explosivos que llevaba escondido bajo la ropa en la mezquita del Imam Ali Abi Talib en la ciudad saudita de Al Qadih, situada en la provincia de mayoría chiita de Al Qatif, en el este del país. Este ataque, que provocó 21 muertos y un centenar de heridos, es el más grave perpetrado contra los chiítas de Arabia Saudita en todo el reino desde hace una década. El EI instó el pasado 13 de noviembre a la guerra en Arabia Saudita -especialmente durante el Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes que finaliza mañana- y pidió a sus ciudadanos que se rebelen contra todos los chiitas de su país, contra la familia gobernante Al Saud, los militares sauditas y los ciudadanos occidentales.