En la tarde del martes, Thomas, de 16 años, tuvo una prueba de fuego en su preparación como bombero, cadete del Cuartel de Villa Ballester. “Estábamos en el colegio con mi hermana y empezó a tener dolores. Cuando llegamos a casa escuché que empezó a gritar y se tiró en el piso”, comienza en su relato Thomas.“Entonces le pedí que se tranquilice, le bajé el pantalón para revisar qué tenía, porque pensé que podía ser una apendicitis o peritonitis, y vi que ya estaba la cabeza del bebé hacia afuera”.Al mismo tiempo se contactó telefónicamente con su padre, Antonio Caruso, que se desempeña en el Cuartel V de Bomberos de la Policía Federal, y que con orgullo reconoce: “En ningún momento le tuve que repetir ninguna recomendación, tuvo un comportamiento excepcional”.Thomas realizó su labor sin vacilar: “Metí las manos dentro del canal de parto, agarré a la bebé y la saqué. Luego la revisé, estaba consciente, se movía, respiraba y la limpié. La envolví en una sábana, le hice un nudo en el cordón umbilical, lo corté en el medio y esperé a que llegara la ambulancia”.Finalmente la pequeña Sofía Carolina fue trasladada al hospital Belgrano de San Martín, en el cual los médicos le informaron a la familia que la niña tenía un peso de 3,400 kilos y estaba en perfecto estado de salud, gracias a la rápida intervención de quien va a ser su padrino.Thomas comenzó a palpar su vocación cuando “vi pasar un móvil hacia un incendio en una casa. Ése fue el clic que me empujó a esto”.Invadido por la emoción, Antonio, el flamante abuelo, recordó aquel momento: “Su futuro era viajar a Italia para aprender a diseñar autos. Pero un día me dice: ‘¿Papá, puedo ir al cuartel?’. Me dejó mudo y ahora estoy hiperorgulloso. Va a llegar lejos”.