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Tartamudez o disfluencia: se presenta en uno de cada cien niños y genera un gran desafío para el habla

En el Día Internacional de la toma de conciencia sobre esta dificultad que afecta más a varones que niñas, en San Juan se realizaron jornadas de información y talleres con padres. La falta de fluidez se puede vencer con el apoyo de la escuela y la familia. Conocé la historia de Lautaro.

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Lautaro junto a sus compañeros de segundo grado, su maestra y fonoudióloga en un taller informátivo.
Lautaro junto a sus compañeros de segundo grado, su maestra y fonoudióloga en un taller informátivo.

Lautaro tenía tres años cuando su mamá comenzó a percibir que tenía problemas en el habla, pero los profesionales a los que acudió le recomendaban esperar, así pasaron tres años más y justamente un 22 de octubre, en el Día Internacional de la toma de conciencia de la disfluencia, la mamá logró dar con la única fonoaudióloga de San Juan especializada en esta dificultad.

Lautaro en ese momento cursaba primer grado y asistía a su fonoaudióloga- que no había advertido que su problema en el habla era la tartamudez-. Ivana, la madre de Lautaro, después de recorrer decenas de consultorios logró dar con una especialista y desde ese momento la vida del niño y la de ella emprendieron un nuevo camino de aprendizaje, con el desafío además de educar a toda una comunidad que desconoce sobre el tema.

Ivana contó que lo que más le angustia es la burla y que en el algún momento su hijo pueda aislarse y no quiera participar en nada. Por eso mismo realizó una jornada de concientización en la que participaron los compañeritos y la maestra de Lautaro y aprendieron sobre tartamudez.

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Por otra parte Carolina Salguero, licenciada en Fonoaudiología, especialista en disfluencia y encargada de dar el taller en el colegio de Tomás, contó que la tartamudez afecta a una de cada 100 personas y en su mayoría a varones. La profesional es la única especialista en San Juan y detalló que la disfluencia afecta al habla y aseguró que el 80% de los casos se lográ revertir.

"Siempre hay algo para hacer" dice Carolina con respecto a la tartamudez. Esta falta de fluidez en el habla se puede presentar como prolongaciones, repeticiones, silencios largos y bloqueos. Y generalmente se da a los dos años y medios, a los cuatro o a los nueve años de edad y aclaró que es importante la consulta con un especialista en el tema.

¿Cómo se trabaja con la escuela?

La maestra debe estar informada para no corregir al niño y generar más dificultad. La dificultad no mejora con la corrección si no con el modelo de la comunicación.

La docente debe tener un lenguaje de modelo pausado y trabajar los turnos de habla (cada niño debe hablar a su turno). "El estrés comunicativo aumenta la disfluencia" aseguró.

Preguntar primero al niño con disfluecia y si puede leer con otro compañero puede mejorar la lectura.

¿Y cómo se trabaja la familia del niño?

Se evalúa el estilo de comunicación familiar y se trabaja con los pensamientos, sentimientos y se los invita a respetar turnos como y cuando habla el niño no se lo corrige y no se completa las frases.

"Ser tolerantes y esperar" uno de los requisitos más importantes para ayudar a vencer las trabas.

El mejor consejo

Las burlas son muy dolorosas para el niño que tartamudea y deben ser eliminadas tanto como sea posible, ya que éstas paralizan, tensionan, llenan de resentimiento y tristeza. Este es un punto clave tanto en la casa como en la escuela porque esto lleva al silencio y al retraimiento de quienes la padecen.

Es un trabajo que si cada uno lo que le corresponde se puede lograr una buena convivencia y es importante que se cambien los estilos comunicativos.

Para mayor información: www.aat.org.ar