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Se calentó Maxi Rodríguez: "En Rosario se fue todo de las manos"

El capitán leproso dijo que "el folclore de la ciudad era maravilloso, pero acá ya se cruzaron todos los límites". Apuntó a las internas del club y hasta especuló que las pintadas en la casa provengan del propio club.

Maxi Rodríguez no se guardó nada en una entrevista en la que reveló con ejemplos la interna del club Newell's Old Boys y apuntó a quienes "buscan beneficio personal y se pelean por dos pesos". Además especuló que las pintadas que recibió en la casa de su abuela vengan "desde el propio club" como un intento de callar su voz. A pesar de los problemas, su deseo es más fuerte y quiere quedarse "para siempre" en Newell's.

 

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Consultado acerca de porqué continúa en Rosario, Maxi respondió: "Hasta me lo dicen amigos que son de Newell's ¿La verdad? No lo sé. Es difícil de explicar el sentimiento que me une con el club. Me tocó vivir momentos muy feos y llegué a plantearme irme a jugar a cualquier lado. Este club es difícil de entender: cada uno busca su beneficio. Esto ya se lo dije al presidente en la cara, nadie me puede reprochar nada. Si vamos a buscar el beneficio para cada uno, estamos muertos. En Newell's, por ejemplo, el área de marketing está peleada con el área de socios... ¡Si esto es Newell's, cómo van a estar peleados los que están ahí adentro! No buscan el crecimiento del club, sino el beneficio personal. Yo, que volví a jugar por la camiseta, veo cómo unos y otros se pelean por dos pesos. Y cuando vos decís las cosas, hay gente a la que no le gusta escucharlas y aparecen las pintadas, que a veces vienen del mismo club. Y eso es lo más grave", precisó en diálogo con La Nación. 

 

Además señaló a quienes han mostrado su envidia por los logros del equipo rojinegro en la última etapa. "También hay celos en Newell's: en el club hubo un antes y un después de las llegadas de Maxi Rodríguez y Gabriel Heinze. A muchos les molestó que llegáramos y Newell's saliera campeón. Personas que estuvieron antes y no lo pudieron conseguir. El club se hizo mucho más conocido y popular con las vueltas de Gabriel Heinze y Maxi Rodríguez, los logros tuvieron más rebote internacional, y eso despertó celos en otros", expresó.

 

En ese sentido, indicó que lo que cuenta es algo que ya le ha manifestado a las autoridades del club. "Ya se lo dije a los dirigentes, pero quizá no quieran tomar decisiones porque hay que tocar a sus amigos...", puntualizó.

 

También se mostró molesto con los que insultan cuando el equipo pierde y admitió que a veces la situación lo asusta un poco. "Me da un poquito de miedo. Perdés un partido y te putean; ¡no lo voy a entender nunca! Yo acá vine a ganar, ¿quién quiere perder? ¡Nadie! ¿Tengo que explicarle a cada uno que yo vine y todavía me quiero quedar, porque sueño con volver a salir campeón? Hoy digo que me quiero retirar con esta camiseta, y a lo mejor después me termino cansando y me quiero ir... o no. Ojalá el tiempo que me quede como futbolista sea en Newell's".

 

En tanto descartó la posibilidad de aumentar su seguridad personal. "Me quisieron poner custodia. Hubo en la casa de mi abuela, ella no quería y yo tampoco. Si yo no maté a nadie, no robé, no hice nada ¿Por qué tengo que estar con custodia? ¿Porque hay muchos tarados dando vueltas? Se tomaron medidas, pero salir de tu casa y encontrarte con un patrullero te aseguro que no es lindo".

 

Además reflexionó sobre lo que ocurre en Rosario con el clásico entre Newell's y Rosario Central. "Se fue todo de las manos. El folclore de esta ciudad era maravilloso, pero acá ya se cruzaron todos los límites. Este partido es maravilloso, como el River-Boca, pero los hinchas de River y de Boca ya se acostumbraron a vivir el partido siempre, entonces se pueden hacer hasta los clásicos de verano. Acá, prácticamente no se puede jugar ni el partido oficial". 

 

"Todo se fue potenciando, la prensa tampoco ayudó, las redes sociales disparan rumores todo el tiempo. Pueden decir 'Maxi Rodríguez no tiene ganas de entrenar' y repetirlo mil veces. El tipo que lo escucha ya va mal dispuesto a la cancha. Después, el domingo Newell's pierde y el hincha sentencia: 'Maxi Rodríguez está de joda'. Porque convengamos otra cosa: el hincha está confundido, se cree que las alegrías se las tiene que dar el jugador de fútbol, y no es así; las alegrías se la debe dar el país, el gobierno", agregó.

 

"Cuando ves la fecha del clásico ya sabés que esa semana vas a tener que tomar otros recaudos, especialmente por la familia. Pero acá todo el mundo espera jugar el clásico. Los protagonistas tenemos una responsabilidad: desdramatizarlo. Yo quiero jugar el clásico, ganarlo y que sea un buen espectáculo. Sabemos que estamos en falta, yo más que nadie lo quiero ganar porque desde que volví no pude ganar ninguno. Yo quiero ganarlo más que algunos que están dentro de Newell's. Cuando ocurrieron los episodios en la casa de mi abuela estuvo bueno que jugadores del equipo rival hablaran públicamente porque ayudaron a bajar los decibeles", recordó.

 

Por último se refirió a la desorganización del fútbol argentino. "Allá llegábamos de la pretemporada y en nuestro locker teníamos el programa de todo el semestre. Acá no sabés qué día te entrenás a la mañana y cuándo a la tarde porque te cambian sobre la marcha la programación de un partido. Entonces, cuando vos querés trasladar algo de aquello, te miran como si les hablaras en chino. A veces parece que nos gusta nadar en los quilombos. Si te organizás, ahorrás trabajo y energía. Me sigo preguntando cómo puede ser que el fútbol argentino sea tan desprolijo".

 

Y estimó que lo que pasa en el fútbol se refleja en la sociedad. "No sólo pasa en lo deportivo, nos pasa como sociedad. Lo veo en el día a día. Con la inseguridad en las calles, con los cortes de luz. La gente se resigna ¡Pero, no! ¿Por qué hay que aceptar que se corte la luz? No es normal, hay que exigir que todo esté bien. Si vos pagás lo que tenés que pagar. Veo a la gente conformista y eso no me gusta. A los chicos les digo siempre que deben ir por más: si hicieron un gol, en la próxima tienen que hacer dos. Si leyeron un libro, ahora tienen que empezar con otro. Siempre más. Si te superás vos, se lo contagiás a los demás".

 

"Voy a jugar hasta que me sienta bien y le sea útil al equipo. Si fuese por mí, con la camiseta de Newell's seguiría hasta los 60 años. Pero no me pongo una fecha. Me siento bien físicamente y me divierto en los entrenamientos. A veces espío el futuro y lo corro, lo quiero alejar. Trato de no pensar en eso", cerró.