Palabras como golpe de Estado, gobierno de facto, acefalía, grieta, falta de diplomacia y atropello a la democracia volvieron a resonar por estos días. 32 años han pasado de que el pueblo argentino se levantara y triunfara a través de las urnas eligiendo a sus gobernantes. Pero ese tiempo vale poco para una clase política cegada por banderías, por ambición de poder o por necesidad de vengarse por viejas rencillas reavivadas por un cargo.
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