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Condenaron a ex DT de fútbol infantil por balear al tío de un niño de otro equipo

Ocurrió en noviembre de 2011, en un club de la zona sur, y la pena es de 3 años de prisión condicional. "No vale la pena que ahora vaya a prisión", dijeron los jueces rosarinos. 

Un ex entrenador de fútbol infantil fue condenado en Rosario a 3 años de prisión condicional por balear y lesionar gravemente al tío de un jugador rival, en noviembre de 2011, tras una final que terminó en una gresca descomunal en un club de la zona sur. El acusado había sido sentenciado el año pasado a 4 años de prisión efectiva pero la Cámara Penal redujo el monto: tuvo en cuenta que el hecho ocurrió hace cuatro años y el encierro, hoy, no tendría ningún efecto más que aplicar "puro castigo". Mientas dure la condena, el hombre no podrá asistir a eventos deportivos oficiales o amateurs.

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Para el tribunal no quedó ninguna duda de que Carlos Alberto Cejas fue quien disparó uno de los balazos que hirieron a Daniel Adler, de 41 años y tío de un nene que jugó en una final de la liga infantil Ardyti. El partido se disputó en el Club Dorrego, de Moreno y Olegario Víctor Andrade, y terminó en una batahola de piñas, tiros y sillas lanzadas al aire. Pese a la certeza, lo que jugó en favor del acusado y provocó que le rebajaran la pena es el tiempo que duró el trámite judicial por el caso.

Pereza judicial. "Transcurrieron más de cuatro años. Se consideró que no valía la pena empezar a cumplir hoy una condena efectiva. Pero al tribunal no le quedó ninguna duda de su autoría", le explicó ayer la jueza Carina Lurati al propio Cejas, quien llegó en libertad a la audiencia para conocer el veredicto. Lo acompañaba su abogado, Diego Guirado, mientras que en otro rincón de la sala se ubicó la fiscal de Cámaras Cristina Rubiolo.

El caso será remitido al juez de Sentencia José Luis Mascali, quien tuvo a su cargo el juicio escrito por el caso. Fue ese magistrado quien en agosto de 2015 lo condenó en primera instancia como autor de lesiones graves producidas en un espectáculo deportivo y por la utilización de un arma de fuego. Ahora el juez deberá disponer las reglas de conducta a cumplir por el hombre mientras dure su condena. Si reincide o comete cualquier otro delito, la pena se hará efectiva en prisión.

La sentencia final fue emitida en forma unánime por Carina Lurati y los camaristas Daniel Acosta y Alfredo Ivaldi Artacho. En este caso los jueces consideraron inconveniente una pena intramuros. "No caben dudas de que tras cinco años de trámite del proceso Cejas es hoy una persona distinta y la aplicación de pena en encierro sería sólo en función de la retribución. Esto es, puro castigo", evaluó Lurati con la adhesión de sus colegas.

"Pienso que el tribunal fue justo. Es un hombre con cinco hijos y trabaja en la construcción", analizó el defensor Guirado al salir de la sala, mientras su cliente se abrazaba aliviado con sus familiares.

Daños irreversibles. Los jueces tuvieron en cuenta el "peligro" que corrieron niños y familiares durante el espectáculo deportivo en el cual ocurrió el ataque. Pero consideraron que lo más grave del caso es la seriedad de las secuelas y el daño permanente provocados en el cuerpo de Adler. El hombre lesionado recibió dos disparos: uno efectuado por Cejas y otro, de distinto calibre, por un segundo tirador que no fue identificado. Uno le ingresó por la parte abdominal izquierda, otro por la zona lumbar. Debieron extirparle un riñón, sufre un debilitamiento permanente del sistema excretor y recientemente le realizaron una traqueotomía por problemas respiratorios.

El incidente ocurrió el 22 de noviembre de 2011 poco antes de la medianoche cuando se jugó la final de la categoría 99 de la Asociación Rosarina Deportiva y Turismo Infantil (Ardyti), que agrupa a equipos de fútbol de instituciones barriales, clubes, vecinales y parroquias. Ese día disputaron la final chicos de 12 años de los clubes Santa Teresita y Deportivo Rosario. Jugaron en la cancha neutral del club Dorrego y salió campeón, por penales, Santa Teresita, el equipo del que Cejas era director técnico.

Cuando los chicos y el público se retiraban, la madre de un jugador de Deportivo Rosario retiró de un vehículo a un niño del otro club y le pegó una cachetada, lo que generó una oleada de agresiones. Los árbitros y los jueces de línea se refugiaron en el bufet y desde el ojo de una cerradura vieron llegar a Cejas con un arma. "¡Hay un chumbo! ¡El gordo tiene un chumbo!", gritó el que espiaba. Entonces sonaron los tiros y la multitud, unas 200 personas, se desmadró.

Adler advirtió cuando Cejas le disparaba, "él le respondió con una trompada" y al darse vuelta recibió el otro disparo. Al llegar al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez se constató que eran dos los balazos que hasta hoy le causan secuelas y le impiden trabajar. (La Capital).