Observa, por ejemplo", le enseña el tutor Pangloss a su discípulo Cándido, "que la nariz se hizo para sujetar las gafas, y por eso llevamos gafas". El tutor Pangloss es solo un personaje de ficción, a Dios gracias, pero Voltaire lo creó a imagen y semejanza de Leibniz, uno de los grandes cerebros de la generación anterior, que tendía a pensar que vivimos en el mejor de los mundos posibles, o al menos tendía a pensar cosas que Voltaire interpretó de esa forma. Muchos creemos que Voltaire dio en el clavo. El pensamiento panglossiano nos acecha desde la noche de la especie, y sigue gozando de una mala salud de hierro en nuestros días, en la carne de los veganos y la sangre de los Amish, en la oposición a la biotecnología y el agosto de los herbolarios, en la religión y sus espejos darwinianos. Seguimos, con Pangloss, viviendo en el mejor de los mundos posibles.
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