"Saltaron todas las alarmas y se llenó de olor a humo de pirotecnia", explicó.
Los pasajeros debieron esperar dos horas a que los choferes cambiaran la cubierta mientras con un balde contenían el agua que caía por la perforación del techo. Luego reemprendieron la marcha y llegaron en el mismo vehículo a la Terminal del Sol, a las 11.15, apenas una hora y cuarto más tarde de lo previsto.
"Una anécdota, rara, pero sólo una anécdota, por suerte" dijo la pasajera.
"Al menos ahora sé que estadísticamente ya nunca más me caerá un rayo", dijo, jocosa.