De inmediato le tocó ser presentado al último Nº 10, y apenas pasó el típico "¡Riqueeelme, Riqueeelme!", volvieron los agravios al presidente, que había puesto a disposición el estadio para la fiesta y estaba presente. En medio del griterío de la gente, Román, que había empezado a dar unas palabras por altavoces, detuvo su respuesta y dejó que los hinchas manifestaran sin barreras su rechazo a Angelici, el hombre con el que él se enfrentó por años. Hasta tuvo una mueca casi de satisfacción mientras el insulto llenaba el estadio. Luego habló brevemente para el público y fue a la fila para unirse con su amigo Bianchi, entre sonrisas.En un año electoral en la entidad, en el que el presidente aún no decidió si procurará un nuevo mandato, la reacción del pueblo boquense puede resultar todo un factor político.Hugo Ibarra, Mauricio Serna, Jorge Bermúdez, Diego Cagna, Roberto Abbondanzieri, Marcelo Delgado, Rolando Schiavi, Nicolás Burdisso, Aníbal Matellán, Pedro Iarley, Antonio Barijho y otros integrantes del ciclo más exitoso de un club argentino fueron protagonistas de una fiesta de la que, por diversas razones, se ausentaron Arruabarrena, Orion, Pablo Ledesma, Clemente Rodríguez, Oscar Córdoba, Rodrigo Palacio, José Basualdo y Basile.El partido enfrentó a los equipos Azul y Amarillo, y Battaglia jugó un tiempo para cada uno. Con mucho humor y bromas, hubo buena onda incluso entre Martín y Román, que compartieron pases y saludos; hasta el 10 aplaudió al 9 por un túnel a Cagna. El encuentro terminó 6 a 4 para los azules, con dos goles de penal de Battaglia."Esto es impresionante, estoy conmovido. Agradecido al club, a la gente. Es emocionante tener una última oportunidad de correr atrás de una pelota en esta cancha, en la que vivimos tantas cosas lindas. Estar en este templo, con toda esta gente, ¡es lo mejor del mundo!", se emocionó el ex Nº 5, de 34 años, que participó en 313 partidos, anotó 24 tantos, luchó contra numerosas lesiones (se retiró por una pubialgia crónica) y conquistó 17 títulos de campeón. Él solo unió a la familia xeneize una noche. Con sus amores y sus broncas internas.