El origen de la fama. Su talento empresarial, su matrimonio con Ivana Zelnickova Winklmayr, luego conocida como Ivana Trump (1977); la construcción del Grand Hyatt (1980) y la apertura de la Trump Tower (1982) le permitieron a Trump conseguir atención de los medios de espectáculos y de economía. Sus millonarias deudas y sus lujosas adquisiciones también le ayudaron a elevar su fama. Posteriormente, su aparición en distintas producciones del "show business" y su reality 'The Apprentice' le dieron la fama a nivel global.
Carrera política. Entonces llegó la política. En 1999 intentó postular a la presidencia a través del Partido Reformista de Jesse Ventura, pero decidió finalmente no presentarse. En 2004 se convirtió en presentador del reality show para emprendedores The Apprentice, convirtiéndose en una celebridad global. En 2012 coqueteó con la posibilidad de postular al partido republicado por primera vez, pero terminó apoyando a Mitt Rooney. Además, cuestionó la nacionalidad de Barack Obama y solicitó que mostrara su acta de nacimiento. Aun así, no pudo evitar su reelección y la victoria demócrata.
El 16 de junio del 2015, después de haber lanzado duras críticas contra las élites políticas estadounidenses, oficializó su precandidatura para las elecciones de noviembre de 2016, su slogan es "Make America Great Again" (Hagamos a Estados Unidos grande otra vez). Desde entonces, Donald Trump ha logrado dos cosas muy distintas una de la otra. Primero, sumar una enorme lista de enemigos por sus declaraciones contra los inmigrantes ilegales. Segundo, más y más electores conservadores a favor de sus posturas nacionalistas y radicales, que lo ven más cercano al espíritu de su partido que al resto de candidatos.
El análisis de su éxito. "El estilo directo y populista en el discurso de Trump, muy alejado del habitual tono de los políticos, le ha conferido a una pátina de autenticidad a ojos del sector más desencantado del electorado de la derecha. Los analistas políticos hacen cábalas y han elaborado hipótesis de lo más variopinto para explicar su éxito", asegura la revista JotDown.
"Por un lado resulta obvio que el mensaje de Trump es populista, maniqueo y reduccionista. Parece guiarse por la vieja máxima de perseguir que se hable de él, aunque sea mal. Toda publicidad es buena", y desde luego, ha gozado de cantidades ingentes de publicidad aunque en su mayor parte consistan en ataques.