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Los optimistas tienen un defecto: son impuntuales

Uno de los rasgos característicos de las personas optimistas es que siempre llegan tarde. Investigadores han descubierto que ser optimista tiene beneficios en la salud: reduce el estrés y disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pues el optimismo fortalece al sistema inmunológico.

Recientemente, un estudio de la Universidad Estatal de San Diego, California, descubrió por qué se relacionan la impuntualidad con el optimismo, y por qué las personas con esta característica viven durante más años, son más productivos y creativos.

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Los científicos explican que todo cerebro que piensa en positivo tiende a generar pensamientos que los llevan a creer que siempre dispone del tiempo suficiente para realizar otras tareas en ese periodo, por lo que ser demasiado optimistas con el tiempo se termina convirtiendo con un sello de falta de puntualidad.

 

Es decir, si bien es cierto que la impuntualidad forma parte de un rasgo más de la personalidad, lo cierto es que también es algo voluntario. Ellos realizaron un experimento, seleccionaron: a dos grupos de personas, en el primero se colocaron aquellos que se veían a sí mismos como optimistas y en el segundo grupo al resto.

 

Éste consistía en pedirles a cada uno que contaran mentalmente un minuto. El curioso experimento reveló que el segundo grupo contó casi exacto el minuto, es decir, los 60 segundos. Pero en el grupo de los optimistas siempre sobrepasaron los 77 segundos ante el minuto, siendo un tanto desorganizados con el tiempo.

 

La conclusión es que las personas optimistas llegan tarde a sus compromisos porque siempre piensan que pueden realizar más de una tarea justo antes de la hora acordada e incluso cree que las puede hacer todas al mismo tiempo, por lo que los lleva a la errónea percepción del ahorro del tiempo. Son irrealistas y malos planificadores de su tiempo, convirtiéndose en una persona impuntual nata.

 

Esto no es nada que no pueda solucionarse, siempre se pueden cambiar los hábitos y más cuando se vive en países en donde la puntualidad es sumamente importante. Por ejemplo, en Estados Unidos llegar tarde a los trabajos es una verdadera pérdida de dinero, en Alemania se convierte en una total grosería, pero en algunos lugares de América Latina y España se lo toman menos a pecho.

 

Existen otros estudios que según la consultora Diana DeLenzor, indican que ciertas personas están programadas a llegar tarde porque así trabajan algunos lóbulos del cerebro, no precisamente porque éstas sean del todo optimistas; es decir, simplemente porque su mente así se los pide.

 

Fuente: recreoviral