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La debacle en Grecia afectó al turismo internacional y miles de extranjeros cancelaron sus viajes

La encargada de una pequeña agencia de turismo en el puerto de la isla de Tinos ya ha recibido la cancelación de nueve grupos, tanto griegos como extranjeros.

La industria turística griega se viene a pique a medida que crece la incertidumbre sobre el futuro del país entre los europeos, los principales clientes de las bondades de la geografía griega. En plena temporada alta, con el Mediterráneo colmado, los turistas huyen de Grecia o cancelan sus reservaciones. La encargada de una pequeña agencia de turismo en el puerto de la isla de Tinos ya ha recibido la cancelación de nueve grupos, tanto griegos como extranjeros. Los griegos tienen miedo a gastar. No saben qué sucederá el lunes, después del referéndum. Nadie se atreve a gastar más que en lo imprescindible.

   Y los extranjeros, tradicionales clientes de la Grecia de postal, temen venir a un país con tantos tantos problemas, donde los bancos presentan colas interminables y es incierta la validez de las tarjetas de crédito. Las manifestaciones contra Europa no ayudan. Los alemanes, grandes viajeros en el verano europeo, tienen miedo a las reacciones hostiles. Los holandeses y los daneses, temen ser confundidos con alemanes. El cuadro que se le presenta a la empleada de la casa de turismo en Tinos es desolador. Ella vive en directo lo que la prensa griega llama “la muerte súbita” de la temporada turística en su momento más intenso, en plena temporada alta del verano europeo.

   En julio y agosto, los habitantes Tinos, una isla de las Celíadas, normalmente logran sus principales ingresos del año. Como ocurre en toda Grecia. El turismo aporta cerca del 17% del PBI griego. Y los alemanes son —o eran— el principal cliente. Cierto que esta isla, con su célebre monasterio ortodoxo, recibe peregrinos todo el año. Pero estos apenas pasan unas horas, todo lo más un día en la isla. Suben todos, muchos de rodillas por alguna promesa, la cuesta hasta el santuario y rezan y beben su agua bendita. Gastan en una comida, unas velas, un icono y todo lo más una noche.

Islas vacías.  Son los turistas europeos los que hicieron rica esta isla, que no está masificada como Mykonos. Pero ni Tinos ni Mykonos son excepciones. Todo el sector turístico, principal fuente de divisas de Grecia, ve estos días cómo se hunden todos sus planes y esperanzas del año. El peor golpe en el peor momento. Nadie pensó en esto. Nadie tenía nada previsto. ¿Por qué no propuso el referéndum el primer ministro Alexis Tsipras hace tres meses, cuando tenía sentido?, se lamentan los operadores. No cuando la quiebra nacional es un hecho y no hay ya oferta vigente. Nadie en Atenas pensó en la gallina de los huevos de oro. Y ahora agoniza. Si los bancos no abren la semana que viene, le habrán cortado el cuello. Adiós a la temporada turística entera, a la principal fuente de divisas de un país desesperado por algún ingreso. Lloran los jubilados ante los bancos y las amas de casa en los mercados. Las tiendas están todas vacías porque ningún griego compra nada que no necesite con urgencia y los dueños de los restaurantes vacíos saben que no podrán pagar sus hipotecas.

Las reservas hoteleras han caído esta semana en 50.000 por día según la central de las empresas turísticas, SETE. Teniendo en cuenta que 20% de las reservas son de última hora, el impacto de la crisis en el turismo en las próximas semanas será aún mayor. Un importante operador turístico de EEUU ha recibido órdenes de retener dinero adeudado a los hoteleros griegos por reservas. A la falta de reservas se suma la creciente tendencia de cancelaciones que se están produciendo por turistas extranjeros, mientras que apenas hay reservas de locales. En este sentido, Andreas Andreadis, que está al frente de la patronal, ha pedido un sistema de pago interbancario para el procesamiento en tiempo real de todas las transferencias transfronterizas en la Unión Europea. Esto salvaría parte del turismo en Grecia mientras se prolongue el corralito, iniciado el lunes pasado. Además, advierte de que las reservas de alimentos y bebidas que tienen los hoteles, ante el cierre de los bancos, sólo durará una semana más.

   En realidad, desde el lunes pasado nadie cobra ni paga. Los impuestos se dejaron de pagar hace meses. Pero ahora nadie podrá pagar aunque quiera. Marco, dueño de una taberna dice que en 2014, antes de que llegara Syriza, por mal que gobernaran los otros, había esperanzas. Eugenia, la joven de la agencia de turismo, también culpa a Tsipras. “En estos cinco meses han destruido todo lo hecho en cinco años de inmensos esfuerzos”. No así el carnicero Evangelos, que votará “no” porque “hay que levantarse contra el dictado alemán” y “nunca estaremos peor de lo que estamos. Ni aunque viniera el dracma, que no vendrá”. l, a sus 29 años, está convencido de que Europa ha urdido un plan para robar, huir y humillar a Grecia. “No olvide que nosotros somos un país con muchos recursos. No nos echarán del euro. No les conviene”. No se ve más que alguna pareja aislada de turistas en Tinos. Si no abren los bancos el lunes comenzará a haber problemas de alimentos y transporte.