Por suerte los vecinos se percataron rápido de la situación y, alarmados por este tétrico escenario, llamaron a las autoridades para que al menos fueran a protegerlo de las aves. Un oficial se acercó al lugar y lo llevó consigo tras dejar una nota en la casa de los dueños Lilo explicándoles la situación y dándoles a entender que apenas pudiesen podrían ir a buscarla.
Al poco tiempo sus dueños llamaron. Dijeron que alguien iría a buscarla pronto… pero ese día nunca llegó. Lilo pasó los días en las instalaciones del departamento de control animal del condado de Guilford, pero nadie la adoptó. De hecho nadie habría podido hacerlo, ya que el condado de Guilford en Carolina del Norte, EE.UU, no permite la adopción de cachorros pit bull, ya que son considerados como una raza peligrosa en el área.
El futuro de la pequeña no se veía prometedor. La habían rescatado de su triste vida amarrada a la intemperie pero ahora sólo le quedaban dos opciones: que un centro de rescate la reclamara, o de lo contrario sería sacrificada. Por suerte la organización Merit Pit Bull Rescue llegó a salvarla y para el 9 de enero Lilo ya había encontrado a una pareja que quiso cuidar de ella.
Fuente: upsocl