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Magui Bravi es reincidente

La bailarina y actriz, que se presenta en Córdoba con “Algunas mujeres a las que les cagué la vida”, confiesa que explota su costado más sexy porque no sabe si en cinco años su cuerpo se lo permitirá.

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Su curvilínea figura no pasa desapercibida en las calles de Carlos Paz. Los poco más de 200 metros que separan su coqueto departamento del Teatro del Sol, donde se presenta con la obra “Algunas mujeres a las que les cagué la vida”, parecen muchos más. Magui Bravi responde con una sonrisa cada pedido de selfies o autógrafos solicitado por la legión de adolescentes que se agolpan en la puerta del teatro.

 

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Con las sierras cordobesas como fondo perfecto, recibe a PERFIL y analiza cómo vive este momento de plena transición profesional.

 

“Es un año en el que me propuse crecer como artista. Venía haciendo cosas totalmente distintas a mi papel, hasta que llegó esta propuesta por parte de Marcelo Cosentino y no lo dudé. ‘Algunas mujeres…’ lleva tres años en cartel y siempre con una gran respuesta del público que esperemos se repita en este verano”.

 

—¿Te costó sacarte el rótulo de bailarina y transformarte en actriz en una obra como “Algunas mujeres…”?

—Sí. Tuve que vencer muchos prejuicios. Fue difícil sacarme ese rótulo. Debí prepararme mucho para este papel de chica del interior, con una tonada particular. Sin embargo, siento que a cada paso tengo que demostrar que puedo ser actriz, sin estar mostrando el cuerpo todo el tiempo. Yo bailo desde los seis años y no reniego de eso. Es más, no descarto seguir haciéndolo en un futuro cercano. Pero quería demostrar que podía dar más. Esta obra me abrió una puerta muy importante en mi carrera, en un papel distinto, con un vestuario totalmente diferente al que están acostumbrados a verme.

 

—Sin embargo, en las redes sociales potenciás tu papel de sex symbol…

—Sí, absolutamente. Siento que pueden convivir la bailarina, la actriz y la sex symbol. Esos papeles están dentro de mí y trato de aprovecharlos al máximo. En este momento puedo hacer fotos jugadas y mostrar el cuerpo. Tal vez en cinco años ya no pueda hacerlo, por eso ahora me permito posar sexy y jugar con ese papel.

 

—¿Cómo vivís el hecho de compartir escenario con un doble ganador del Oscar como Pablo Rago?

—Es un sueño en este comienzo de año. Principalmente, me genera orgullo y soy una agradecida por esta oportunidad que me da la vida. Es alguien que genera un aprendizaje constante. Es un placer trabajar con él, porque está atento a cada detalle de lo que pasa en la obra. También creo que es una gran responsabilidad para alguien como yo, que hace sus primeras armas sobre el escenario, por lo que busco aprender de todo lo que puede aportar Pablo.

 

—¿Volvés a “Bailando por un sueño” en el próximo certamen?

—Me gustaría volver al “Bailando”, pero aún el llamado no se produjo. Me encantaría estar en el próximo certamen pero tal vez no con un bailarín, sino con una figura distinta a lo que protagonicé en ediciones anteriores, tanto aquí como en Paraguay. Este año me tocó bailar con Fernando Burlando cuando él estaba en silla de ruedas, y creo que salió bien el ritmo. Me gustaría afrontar el desafío de competir junto a alguien que no baile, alguien más carismático con el que podamos hacer cosas atractivas para el público.

 

Con Susanita como modelo de pareja

 

A Magui Bravi le cuesta hablar de su situación sentimental. Sus mejillas se enrojecen como si fuera una adolescente, esboza una media sonrisa, traviesa, y reconoce que su ex novio, con el que convivió seis años, reapareció hace poco tiempo y todo tomó un cauce distinto en el plano del amor.

 

Sin embargo, tanta inocencia no le evita responder acerca de la reciente relación vivida junto al Chino Darín, el actor de “Historia de un clan” y uno de los galanes del momento –hijo de uno de los mayores galanes que tuvo la

farándula, como Ricardo–.

 

“Con el Chino salimos algunos meses y la verdad que la pasamos muy bien. No hubo ni una ruptura ni nada. Quedamos como buenos amigos y aún nos hablamos, seguimos en contacto a pesar de que ambos estemos lejos. Él debió viajar a España a filmar allá, por lo que hace un tiempo que no nos vemos, pero quedó muy buena onda entre los dos y ahora somos súper amigos. Creo que fue una relación linda, que disfruté mucho y por momentos me ilusioné con algo serio, pero después salieron otras cosas a la luz que apagaron un poco esa idea. Es mi forma de ser, no lo puedo evitar. Yo soy muy ‘noviera’ y enseguida me pongo en el papel de novia, con todo lo que eso implica. Creo que será un lindo recuerdo en mi vida”, confiesa tímidamente.

 

“En este momento tengo muchas ganas de estar en pareja. Toda la vida estuve de novia y creo que es un gran momento para estar acompañada. Soy medio Susanita, busco al príncipe azul en todos lados, pero a veces el príncipe azul cambia de color“, completa entre risas.

 

Por Ariel Bogdanov | Publicado en la edición impresa de Diario Perfil