"
San Juan 8 > Mundo

Les importás desde el momento en que te pierden

Valeria Girard / De la Redacción de UNO

Les empezás a importar desde el mismo instante en que decidiste darte de baja. No difiere de empresa en empresa, desde televisión satelital, hasta telefonía fija o móvil pasando por Internet, todas funcionan igual. Que aparezca alguna falla en los servicios básicos puede resultar una pesadilla sin fin para los usuarios, pero esa sensación se vuelve todavía peor cuando se quiere reclamar ante alguna de las líneas gratuitas. El panorama es irritante: atención despersonalizada, mensajes grabados y una seguidilla de opciones que no hacen más que demorar una respuesta que, muchas veces, directamente nunca llega. Reclamás hasta el hartazgo, improvisás, ingenuamente pensás en hacer caer en la trampa al vendedor de promociones que te atenderá si elegís otro número distinto al de reclamos y soñás con que puedan redireccionarte o darte, de pura buena onda, el interno correcto, ese en el que haya un empleado de carne y hueso que, además, pueda darte una respuesta convincente. Como tu vida sigue más allá del reclamo porque el servicio que contrataste falla, las primeras cinco llamadas, que te consumieron 40 minutos las hacés de pie, estoica al lado del teléfono. Ya pusiste en altavoz, para podes seguir con tus actividades y cada tanto regresás corriendo al teléfono porque escuchaste un sonido diferente y todo te hace pensar que serás atendido, pero no. Me sucedió el mes pasado, con la tormenta que causó estragos en Paraná, el servicio de televisión satelital se interrumpió y demoraron dos semanas en corregir el problema. Decidimos cambiar de empresa, entre otras cuestiones, por la demora en la restitución del servicio. Finalmente, y con toda la burocracia del mundo, logramos los pasos para rescindir el contrato. 

Mi vecino, que ya había realizado la operación antes me advirtió: “Mirá que te van a empezar a llamar y son insistentes”. Ya han pasado casi 20 días, la cantidad de llamados diarios es exorbitante, al fijo, al celular, al otro celular y se producen a cualquier hora, lo que ratifica que sigue sin importarles el consumidor. Le expliqué a uno, le expliqué a otro, hasta que otra vez me  vi  cansada de la comunicación con esta empresa, en este caso por exceso. Como no se conectan entre ellos y evidentemente los vendedores tienen la premisa de recuperar clientes cueste lo que cueste, si no no me ofrecerían un precio tres veces menor al que estaba pagando mensualmente, y por casi un año. Es llamativo, si a ellos les sirve que yo les pague esa nueva cifra, tan baja, quiere decir que lo que me estaban cobrando hasta el momento en que me di de baja era una barbaridad.  Años atrás y con el boom del marketing se hablaba de la importancia de lograr un cliente satisfecho. Hoy, por lo menos en mucha empresas, eso se dejó de lado. Los consumidores somos rehenes, te atienden cuando ellos quieren, solucionan los problemas de acuerdo a sus plazos y te graban una voz metálica que es la receptora de vaya a saber cuántas agresiones verbales, solo para exteriorizar la bronca.

La empresa de televisión satelital no se resigna a perderme como cliente, pero ya es tarde, por lo menos con ellos no continuaré padeciendo ni los 0800 ni la burocracia ni la falta de respuesta. El problema es que seguramente surgirán otras cuestiones con otras empresas y como consumidor siempre terminás expuesto.