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J. J. López: "no me cambia nada, todo sigue igual"

La frase del DT de River tras la derrota con Boca refleja el inicio de año del club "millonario". Más allá del flojo desempeño del equipo en los dos partidos de verano disputados, los dirigentes no piensan en refuerzos.

"No me cambia nada, todo sigue igual", lanzó Juan José López apenas consumada la caída en el primer Superclásico de 2011. Pero, más allá de que se trate de un partido de verano, el 0-2 dejó en evidencia algunas falencias camufladas por la racha del equipo en la recta final del Apertura y que desde la dirigencia no se preocuparon en resolver.

La situación de River es delicada porque desde lo deportivo todavía no se puede ignorar el descenso, y desde lo financiero hay muchos ceros por descontar, situación que traba la llegada de refuerzos. Es que, dicen en Núñez, Daniel Passarella está "obsesionado" con el "campeonato económico" y por lo tanto, si no se vende, no se compra.

Ni siquiera parece alcanzar la venta de Diego Buonanotte al Málaga, concretada en una cifra cercana a los 4,5 millones de euros. Puesta la firma del atacante en España, surgieron tibiamente algunos nombres que podrían llegar: Carlos Matheu, Néstor Ortigoza, Marcelo Estigarribia y hasta ¡Walter Erviti!

Por lo demás, se espera una venta millonaria para recién salir al mercado. Y la única posibilidad a esta altura es la venta de Rogelio Gabriel Funes Mori. Llegaron ofertas por el delantero (Benfica fue el que apostó más: 8,5 millones de euros), pero el presidente las desestimó todas. Quiere 11 millones de la moneda europea y de ahí no se mueve.

River espera y los márgenes se achican. El único sondeo real por un posible refuerzo fue por el imposible Andrés D'Alessandro. Los números siempre estuvieron lejos y una vez más habrá que esperar por el retorno de uno de los últimos ídolos riverplatenses.

En la cancha, el técnico basa su esquema en una columna vertebral inamovible: Juan Pablo Carrizo, Alexis Ferrero, Matías Almeyda y Mariano Pavone. Y todos ellos, excepto el arquero, quedaron expuestos en el partido disputado el sábado, en Mar del Plata.

La línea de tres en el fondo no funcionó, al "Pelado" se lo vio desbordado en la mitad de la cancha –con la complicidad de Josepmir Ballón, de mal partido– y el "9" volvió a quedar solitario en un frente de ataque amplio, sin profundidad por los extremos.

Es un partido, sí, y de verano, pero… ¿qué sucedería si "Jota Jota" no encontrara el equipo de aquí al comienzo del torneo? El mayor problema es que no hay una gran capacidad de recambio en el plantel, y para eso no habrá solución una vez que el barco haya salido del puerto.