Salman también consiguió el respaldo explícito del Comité Ejecutivo de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), el continente con más votos (54), lo que dejaría al jeque muy cerca de su objetivo.Infantino, por su parte, cuenta con el apoyo unánime de la UEFA (53 votos), confederación de la que es el secretario general (número 2), y el de la Conmebol (10 votos) y siete países centroamericanos.La Concacaf, de la que forman parte los países centroamericanos junto con América del Norte y Caribe, tiene un total de 35 votos. Oceanía cuenta con 11.El voto no se realizará finalmente en cabinas transparentes, como pidió el príncipe Ali al Tribunal Arbitral del Deporte y será secreto, emitido uno a uno por los representantes de cada federación nacional.África, la claveLa cuestión de los votos africanos es la que centró en los últimos días la batalla psicológica entre los aspirantes.Infantino estuvo a principios de semana en Ciudad del Cabo y se mostró optimista con poder obtener el voto de un número importante de países africanos.El miércoles, en una entrevista con la AFP, insistió en esa sensación."He elaborado un programa con propuestas muy concretas, sobre todo para África. Cuando hablas mirando a los ojos ves si la gente te dice lo que quieres escuchar o si esa gente es sincera", afirmó.Y agregó: "Tengo de verdad la sensación de que lo puedo conseguir porque saben que voy a mantener lo que propongo".Ambos han insistido en la necesidad de devolver la credibilidad a la FIFA y avanzar en una mayor transparencia para dejar atrás la peor crisis de la organización, que estalló en mayo de 2015 con las primeras detenciones del escándalo de corrupción del llamado FIFAgate.El desafío de limpiar la imagen El flamante presidente que gobernará por los próximos cuatro años tendrá la difícil misión de limpiar la imagen de la entidad que el 27 de mayo del año pasado se manchó por los casos de corrupción que investigan las justicias de Estados Unidos y Suiza.A partir de ese día, más de treinta dirigentes de distintos países, en su mayoría de Conmebol y Concacaf, y empresarios, fueron detenidos y procesados por una causa que desde 1991 movió cerca de 200 millones de dólares.Entre ellos estuvieron implicados los argentinos José Luis Meiszner y Eduardo Deluca, ex dirigentes de Conmebol, y los empresarios Hugo y Mariano Jinkis (dueños de Full Play) y Alejandro Burzaco (CEO de Torneos y Competencias).Apenas dos días después de estallar el escándalo, el suizo Joseph Blatter fue reelegido en el cargo hasta 2019 pero la resistencia le duró poco ya que el 2 de junio anunció su renuncia y llamó a la histórica elección que se desarrollará este viernes.