Según la normativa que el Gobierno implementó en marzo del año pasado, cuando anunció un parcial retiro de subsidios a los consumidores, el encarecimiento del servicio fue calculado, según la categoría del cliente, para los hogares que no logren retraer su consumo de gas respecto del mismo bimestre del año anterior. Es decir, la suba alcanza a aquellos usuarios que no ahorren en su demanda del servicio. Y es que la Resolución 226 de la Secretaría de Energía establece que los usuarios que reduzcan un 20% su consumo no tendrán ningún aumento (seguirán recibiendo la totalidad de los subsidios); los que bajen su demanda entre un 5% y un 20% recibirán una suba intermedia; y a los que ahorren menos de un 5% se les aplicará un alza plena.Pasado un año, el desconcierto entre algunos consumidores crece debido a que, a pesar de que sus consumos no variaron demasiado, el importe de su factura se disparó. Es el caso de una usuaria de Saavedra, quien relató a El Cronista, que el consumo del último bimestre fue "de 861 m3, sólo 35 m3 más que lo consumido en igual bimestre del año pasado (cuando el gasto fue de 826 m3), y el valor de su boleta trepó a $ 2300 (incluso con un subsidio de $ 312), contra lo $ 1300 del bimestre anterior y un 475% más que el período junio-agosto de 2014". En la factura de otra cliente del barrio de Caballito, se percibió un aumento del orden del 700% este bimestre respecto del anterior: el importe pasó de $ 172 en el período abril-junio a los actuales $ 1.360, debido una suba de 17% en los m3 consumidos respecto del mismo período de 2014.