Todos alguna vez sentimos culpa por haber comido de más, incluso sin tener hambre. Se sabe que esa inclinación por comer de más quizá sin necesitarlo realmente está regulada por una hormona llamada grelina, que avisa al cuerpo cuando se tiene hambre. Por otra parte, la leptina es la hormona que señala cuando el sistema digestivo está satisfecho.
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