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Brasil: ya son más 600 los muertos tras las lluvias

Defensa Civil informó que creció la cifra de víctimas fatales por las lluvias en Río de Janeiro. Dilma Rousseff, declaró luto oficial de 3 días. Medio millar de militares se incorporaron a las tareas de rescate

Un total de 506 miembros de las Fuerzas Armadas se unieron hoy a los grupos de rescate que buscan un número indeterminado de desaparecidos en ciudades en las que numerosas personas sufren con la falta de servicios y la escasez de alimentos, aguas y medicinas.

Los 396 soldados del Ejército, 102 de la Marina y 8 de la Fuerza Aérea, apoyados por 11 helicópteros, 52 vehículos pesados y 4 excavadoras, fueron enviados a los locales de más difícil acceso, a los que no han conseguido llegar los socorristas, informó hoy el Ministerio de Defensa.

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Las autoridades regionales consideran que hay varios cuerpos en estos locales aislados, bajo toneladas de piedras, tierra y barro que deslizaron de las empinadas montañas características de la turística región serrana de Río de Janeiro y que sepultaron numerosas viviendas construidas en las faldas de los cerros.

Según un último boletín de la Defensa Civil, las inundaciones y principalmente los deslizamientos de tierras han dejado hasta ahora 601 muertos: 270 en la ciudad de Nueva Friburgo, 262 en Teresópolis, 55 en Petrópolis y 18 en Sumidouro.

El mismo boletín indica que al menos 6.050 personas perdieron sus viviendas y que otras 7.780 tuvieron que abandonarlas temporalmente y refugiarse en gimnasios y escuelas públicas debido a que están ubicadas en áreas de riesgo.

De los militares que entraron hoy en acción, 105 fueron enviados al valle del río Cuiabá, en jurisdicción de Petrópolis y que permanecía aislado cuatro días después del fuerte temporal de la madrugada del miércoles.

Otros 226 soldados llegaron hoy a Teresópolis para ayudar a abrir las carreteras bloqueadas por los deslizamientos y a colaborar en la búsqueda de víctimas y en el rescate de cuerpos, y en su primera acción rescataron a cerca de 80 personas que estaban aisladas.

La mayoría de los helicópteros militares, impedidos de llegar a la región el viernes por el mal tiempo, está operando desde una base improvisada en la Granja Comary, el campo de entrenamientos de la selección brasileña de fútbol en Teresópolis.

La Marina está operando desde el viernes un hospital de campaña en Nueva Friburgo.

La Fuerza Aérea, por su parte, montó una central de operaciones de búsqueda y salvamento en la sede del Batallón de Infantería Motorizada de Petrópolis, en el que opera un servicio de telefonía fija y vía radio y un hospital de campaña para atender a las víctimas de la tragedia.

La llegada de los militares fue procedida anoche por la de 225 miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad, que recibieron la misión de reforzar la vigilancia en áreas en las que se han denunciado saqueos, así como de colaborar en las tareas de identificación de los cadáveres y de rescate de víctimas.

Ante la tragedia, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, declaró hoy tres días de luto nacional, y el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, decretó siete días de duelo a partir del lunes.

El luto decretado por la jefe de Estado se extiende a las víctimas de las lluvias en todo el país, ya que varias personas también han muerto en los estados de Sao Paulo y Minas Gerais, pero cita especialmente a las de la región serrana de Río de Janeiro.

Pese a que las concesionarias han conseguido restablecer parcialmente los servicios públicos, gran parte de la población en la región serrana continúa sin el suministro de energía eléctrica, telefonía y agua.

La dramática situación provocada por las propias lluvias, la escasez de alimentos, de agua potable y de medicinas, el cierre de los comercios, la falta de servicios y el bloqueo de carreteras se agravó el viernes con algunos saqueos y asaltos, y con rumores sobre rupturas de represas que generaron pánico.

Pese a que las donaciones de alimentos y de otras ayudas se multiplican espontáneamente en todo Brasil, aún no han llegado a los locales más afectados.

En algunas regiones a las que no han tenido acceso los socorristas, la propia población sepultó los cuerpos de sus vecinos en tumbas improvisadas por el temor a la propagación de epidemias.

Nueva Friburgo, según pudo constatar Efe en visitas a diferentes barrios de esta ciudad, aún vive entre el caos y la destrucción. En los barrios más afectados, como Vila Amelia, muchas calles aún están bloqueadas por piedras, toneladas de tierra y lama y árboles, lo que impide el paso de vehículos y el acceso de los socorristas.

Los habitantes de estas áreas aún esperan la llegada de los equipos de rescate para que los ayuden a retirar los escombros.

En algunos locales de Nueva Friburgo aún no hay suministro de energía eléctrica y otros sufren con la falta del servicio de agua desde el miércoles.