Hace 15 años se vivió un hecho sin precedentes en la provincia que tuvo lugar en el viejo cementerio de Zonda. Una tarde como tantas otras, el secretario de gobierno de la gestión de Carlos Oyola, caminaba por el lugar cuando un grupo de panteoneros se acercó para contarle lo que estaba ocurriendo. No eran ladrones, ni borrachos los que generaron alboroto. Era un ataúd colocado en el nicho dos días antes, el que hacía erizar la piel. Había ruidos, se escuchaban golpes que provenían de su interior. Los panteoneros mostraron su preocupación y de inmediato la historia pasó a manos de la Policía.
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