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Aberración y saña en el crimen de Cardozo: tienen un ADN pero no logran determinar a quién pertenece

La escena del crimen fue brutal y dejó restos del sujeto que pudo haber asesinado de la manera más atroz, a la mujer de Desamparados, en febrero pasado. Los registros no fueron comparados con su sobrino, quien fue sospechoso.

El asesino de Marta Cardozo sigue libre, a siete meses de cometido el brutal homicidio, en una vivienda de Desamparados. Los restos de ADN, encontrados en el cuerpo de la víctima, no fueron cotejados con su sobrino (quien había sido uno de los sospechosos), porque la Justicia lo consideró innecesario para la investigación. Es que como el joven había estado en el Penal al momento del crimen, no se dispuso la comparación de datos. La única resolución que hubo fue llamar a declaración testimonial a este sujeto que había mantenido relaciones sexuales, en visitas higiénicas, con su tía (supuestamente).

Los investigadores siguieron varias líneas de acción a lo largo de estos meses, pero quedaron inconclusas. Al ADN resultante de estudios periciales está titulado con un signo de pregunta, ya que no hubo detenidos vinculados al hecho como para compararlo. La pregunta sigue en el aire mientras esperan la sábana de registros telefónicos de la víctima al momento del ataque.

El aberrante homicidio

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El cadáver de Marta Cardozo fue hallado en medio de un panorama atroz. Estaba desnuda, con las piernas abiertas y con signos de haber sido víctima de un tremendo ataque sexual. Estaba desfigurada, según determinó la autopsia, con fracturas en los huesos de su rostro. Lo curioso es que si bien, se creyó en un primer momento que fue atacada mientras dormía, había una pista de ataque en la cocina; la mesada tenía sangre.

Vidrios de botellas y un envase de sidra conformaron algunas de las preguntas que se hicieron los sabuesos. Ella no bebía, pero el alcohol que había no era demasiado como para pensar que la hubiesen querido embriagar.

La saña con la que se ejecutó el ataque presume cercanía y una cuestión personal, pero, todavía no atan los cabos necesarios como para develar tremendo misterio.