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¿Se puede volver a amar después del primer desencanto?

Tiempo de desencantos. De desencuentros. Muchas especialistas en pareja aseguran que las mujeres separadas, con o sin hijos, no desean ceder espacios ganados, en lo real y en lo simbólico. Y por esa, en una época donde los cambios sociales son más rápidos que los culturales, ellas eligen la soledad, aún deseando la compañía, porque en el fondo transitan un estado de temor que las paraliza.

El psicólogo y especialista en relaciones Walter Ghedin explicó: "El desencanto se instala tomando la forma de resignación, de 'ya está', 'ya amé, tuve pareja, hijos, o sé cómo salir de nuevo a conquistar, cómo bancarme las decepciones'. Las ilusiones frustradas y el cansancio en cada encuentro por volver a repetir la misma cantinela de quién soy, qué hago, si estoy dispuesta a tener sexo esa noche".

Después de los cuarenta y con varios fracasos amorosos en el camino, el esfuerzo por volver a comenzar no es sencillo y suele demandar cierto nivel de esfuerzo. Las redes sociales, siempre a mano, ayudan a crear la ilusión de que ese otro puede ser un perfil interesante, pero dar el paso y confirmar esa presunción es atravesar el umbral del temor.

"La hiperconectividad no solo trae aplicaciones donde se muestran candidatos posibles, también permiten el reencuentro con amores del pasado, amén de grupos de amigos que se recuperan. Las relaciones virtuales actúan como una compensación a la soledad. Amigos, perfiles actuales y otros del pasado, confesiones que solo se permiten dispositivo mediante, son diferentes maneras de exponer el mundo propio sin sentir que se corren riesgos mayores", explicó el experto.

Sin embargo, dice el Ghedin, aun en aquellas mujeres que aparentan estar por encima de estas cuestiones del amor, las famosas 'superadas', la soledad y la insatisfacción apresa sus corazones.

"Algunas buscarán refugio en la ilusión, en ese príncipe azul que debe estar en algún lugar pero que aún no se atreve a gastar los nudillos llamando a su puerta. Otras buscarán en sus hijos la compañía y un sentido de pertenencia, de sentirse útil, siendo la abuela dispuesta a estar siempre, a cuidar de los nietos. Las más osadas saldrán a la palestra con ánimos juveniles, seduciendo a diestra y siniestra sin concretar nada más que un touch and go y 'ni me hablen de convivencia'".

Según el experto, las mujeres están cambiando a pasos más acelerados que los hombres. Y estos reconfiguran la subjetividad con los clásicos de la virilidad -fuerza, potencia, toma de iniciativas, cuerpo y sexo siempre dispuestos, o el típico proveedor de bienes y leyes de convivencia- sumando aspectos que más sensibles, patrimonio de la feminidad clásica -seducción, sensibilidad, empatía, disposición más abierta hacia el otro-.

Pero el cambio en los roles sexuales no significa una mutación en las estructuras de género que los sostienen. Las mujeres actuales aplauden estos nuevos modelos de la masculinidad, pero se resisten a la aparición de conductas dominantes, machistas. Frente a esta realidad, muchas se defienden.

"La decisión de resignar la idea de formar pareja no aparece de un día para el otro: requiere de tiempo, de experiencias frustrantes, de encontrarle cierto gusto a vivir en soledad, de una pequeña (o amplia) red social de contención, de estar cerca de los hijos o hermanos, y por sobre todas las cosas, de aprender a mantenerse firme ante las nuevos avances masculinos", finalizó Ghedin.

Fuente: infobae

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