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Las alergias de primavera: ¿son cada vez más intensas y frecuentes?

Los cambios ambientales y las situaciones individuales pueden acrecentar los síntomas. En esta nota, tres especialistas comparten su punto de vista.

Para los alérgicos, cada primavera tiene lo suyo. Y, de un año a otro, pueden pasar de unos pocos estornudos espaciados a semanas completas con una congestión interminable y que viene acompañada de la más molesta picazón en la nariz y la garganta, un impulso inmanejable a refregarse los ojos y hasta dificultad para respirar.

"En el consultorio, cada vez son más frecuentes los testimonios de este tipo. Este cambio puede estar relacionado con modificaciones en el ambiente y con factores personales", resume a Entremujeres la doctora Ileana Palma, neumonóloga en la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

El punto de partida es que en el origen de este tipo de cuadros están en juego distintos componentes. La predisposición genética es uno de ellos -la mayoría de las personas con alergia tiene síntomas similares a los de otro familiar directo. "Pero los genes pueden expresarse o no. Porque hay otros estímulos externos que interactúan y estimulan esta tendencia. Algunos de ellos son variables o poco posibles de controlar", completa el doctor Claudio Parisi, jefe de la sección de alergias del Hospital Italiano de Buenos Aires.

La contaminación, por ejemplo, funciona como un disparador y produce un aumento de pólenes y hongos, grandes aliados de las alergias. Mientras que "el nivel de estrés, las modificaciones en el estilo de vida o infecciones virales de base pueden ser motivos individuales influyentes", explica Palma.

¿Prueba superada?

Otra situación típica y repetida es que después de años con los síntomas atenuados, surja un rebrote. Ante esto, los médicos no dejan de recalcar que se trata de una enfermedad crónica. "Es esperable tener períodos mejores y que los síntomas recrudezcan en otros momentos", agrega Parisi.

"Por lo tanto, el paciente seguramente tendrá que hacer controles o seguir un tratamiento durante buena parte de su vida", aclara el doctor Daniel Vázquez, especialista en alergia e inmunología y presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.

También hay que tener en cuenta que "sin seguimiento médico o con uno inadecuado es es esperable que año a año la alergia sea más severa", agrega Vázquez.

Más casos

Además, más allá de las altas y bajas esperadas de los síntomas, las estadísticas indican que desde finales de los ochenta en los países en desarrollo hay un aumento de casos de asma, rinoconjuntivitis (es la hipersensibilidad en la nariz y las conjuntivas), dermatitis atópica (erupciones y descamaciones en la piel) y alergias alimentarias. Los estudios internacionales indican que hoy entre un 20 y 30 por ciento de la población mundial tiene algún tipo de alergia y "se estima que en la próxima década esta cifra puede llegar a un 40 por ciento", estima Parisi.

"Por la rapidez de este crecimiento, es improbable que la causa esté en factores genéticos", explica Vázquez.

Los médicos especialistas coinciden en que los cambios en la ventilación y calefacción, la erradicación de las enfermedades sanitarias, los hábitos más sedentarios y las alteraciones en las dieta influyeron en este aumento. "También incide lo que se conoce como 'hipótesis de higiene'. Esta teoría dice que cuanto menos cercanía con la naturaleza y el sol y, en cambio, mayor contacto con alimentos pasteurizados, antibióticos o más alto el número de nacimientos por cesárea, habrá un crecimiento marcado de las alergias", agrega Parisi.

Bajo control

¿Cómo mantener alejados los rebrotes? El tratamiento indicado por un médico especialista será el primer paso. Según el caso, abarcará desde antihistamínicos hasta inmunoterapia (vacunas con los componentes que causan la alergia al paciente para lograr a mediano plazo que el sistema inmunológico lo tolere). Para el asma, en cambio, suelen indicarse corticoides inhalados y broncodilatadores, como medicación preventiva o de rescate.

Luego, será fundamental controlar, en la medida posible, los factores externos. "La contaminación en los espacios interiores se considera más nociva que la externa, ya que las personas permanecen gran parte del día en ambientes cerrados y mal ventilados" , distingue Vázquez. Los ácaros del polvo doméstico, los pelos de las mascotas, las cucarachas, hongos y el humo del cigarrillo son aliados fundamentales de las alergias. En cuanto a los alérgenos exteriores, el polen de los árboles, las gramíneas y las malezas resultan los principales desencadenantes.

"El foco en el tiempo de tratamiento es un error. El objetivo, en cambio, debe estar en controlar la enfermedad y que el paciente tenga una mejor calidad de vida", concluye Vázquez.

Fuente: Entremujeres

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